
El 16 de noviembre es el Día Internacional de la Tolerancia. Heredera de la jerga religiosa, la palabra tolerancia lleva implícito el sesgo de la obligación y del esfuerzo. Es decir, de aceptar lo indeseable porque es “moralmente correcto”. ¿Cómo se puede convivir a partir de la tiranía de la imposición? El Movimiento al Buen Vivir Global discrepa con el uso de dicho término –pese a haber sido el elegido por los organismos internacionales– por no ser concurrente con las sinergias que, en un mundo cada vez más interconectado, deben articular y dinamizar la diversidad cultural y los valores universales.
Ante la perplejidad que, todavía generan las situaciones de desprecio y de rechazo al otro y a lo otro diferentes que, en pleno Siglo XXI, alcanzan dramatismo superlativo en la discriminación, la xenofobia y el racismo; nuestro sentipensar –inspirado en la ancestral y fecunda experiencia originaria-comunitaria–, se orienta a sensibilizar la conciencia universal a la necesidad de construir mecanismos de concertación basados en la comprensión y despojados de representaciones, estereotipos y prejuicios.
De hecho, en el marco del Buen Vivir y, como reflejo de los principios que lo sustentan, el conflicto –elocuente, latente o subyacente– se resuelve en condiciones de diálogo y de respeto mutuos en donde, el consenso, es la estrategia privilegiada para alcanzar la convivencia armoniosa. Es esa práctica… es esa ética… es esa vivencia… la que hoy conmemoramos, anunciamos y compartimos como otro sueño rebelde…